La hipermetropía infantil es uno de los principales problemas de visión de los niños junto a la miopía y el astigmatismo. Según la American Academy of Ophthalmology, el 20% de los niños padece una de estas patologías refractivas, eso significa, que uno de cada cuatro tiene problemas en la vista durante la edad escolar.
¿Qué es la Hipermetropía Infantil?
La hipermetropía infantil es un defecto en el enfoque visual. Las imágenes se enfocan por detrás de la retina en lugar de directamente sobre ella y, por esta razón, la visión es borrosa. Al contrario que sucede con la miopía, la hipermetropía impide ver con claridad los objetos de cerca.
En el caso de los niños, la hipermetropía infantil suele aparecer a partir de los cuatro años. Cabe destacar que la mayoría de los niños nacen hipermétropes, eso es fisiológico, y luego con el crecimiento se produce la emetropización, es decir, que el ojo va creciendo hasta que se hacen emétropes o permanecen hipermétropes, o evolucionan a miopes.
Detectar la hipermetropía en estas edades es complicado ya que los niños tienden a compensar la visión borrosa de cerca, acomodando con el cristalino para poder enfocar correctamente los objetos. En cualquier caso, existen algunos síntomas que pueden ayudar a la detección precoz de cualquier defecto refractivo.
¿Cómo Saber si mi Hijo es Hipermétrope?
La figura de los padres y los educadores a la hora de detectar cualquier patología visual es fundamental para que el problema pueda corregirse y evitar que vaya a más. Estos son algunos signos indicativos de que un niño puede tener hipermetropía infantil:
- Tiene dificultad para leer cuentos, pintar o realizar cualquier actividad que le suponga hacer un esfuerzo para poder enfocar.
- Sufre estrabismo convergente, es decir, mete el ojo hacia dentro cuando fija su vista en un objeto de cerca. Este defecto se puede corregir parcial o totalmente si se detecta a tiempo.
- Se queja de picor de ojos o dolor de cabeza.
- Padece fatiga visual.
- Puede aparecer enrojecimiento, lagrimeo o escozor de ojos que le provoca que se frote los ojos continuamente, arrugue la frente o parpadee con demasiada frecuencia.
Tratamiento para la Hipermetropía Infantil
La hipermetropía fisiológica que mencionábamos antes suele corregirse con el paso de los meses. Los grados leves de hipermetropía infantil que tienen la mayoría de los niños no suelen necesitar tratamiento, el problema surge cuando no se diagnostican a tiempo. Además, también hay que tener en cuenta que al no estar corregido el defecto refractivo, se produce una supresión que es la que genera el ojo vago o ambliopía.
Gafas Graduadas
Sigue siendo la solución más utilizada por las familias para la corrección de la hipermetropía. Con la ayuda de la graduación adecuada, se ayuda al ojo a enfocar y a evitar el estrés que le produce realizar cualquier esfuerzo cuando mira un objeto de cerca. Aunque lo recomendable es utilizar las gafas al leer, hacer los deberes, u otra actividad que requiera enfocar de cerca, también se aconseja durante un tiempo utilizarlas de lejos. El problema de las gafas cuando se trata de los niños es que les limita a la hora de realizar determinadas actividades como puede ser la natación o los juegos de pelota. Lo más habitual es que sufran algún tipo de accidente o rotura.
Lentes de Contacto
Las lentillas tradicionales les da a los niños mayor libertad de movimiento que las gafas graduadas, pero requieren una rutina de higiene que es difícil seguir en edades tan tempranas. Las infecciones al manipular las lentes con las manos sucias o las pérdidas son los problemas más típicos a los que suelen enfrentarse.
Terapia Visual
Consiste en realizar determinados ejercicios visuales que tienen como objetivo mejorar el funcionamiento del sistema visual. En el caso del ojo hipermétrope se pueden eliminar algunas de las molestias que produce esta patología como el dolor de cabeza o la fatiga, además de generar mayor confort visual en el día a día.
Cuando se trata de los niños es importante tener en cuenta que es muy difícil que ellos mismos reconozcan en algún momento “veo mal”, porque no saben qué es ver bien. Por eso, las revisiones oftalmológicas resultan fundamentales para la detección precoz de la hipermetropía infantil o cualquier patología visual.