Existe la creencia de que el embarazo produce un aumento de la miopía, pero ¿es esto cierto? Por un lado, pero diferentes estudios han demostrado que esta relación entre embarazo y miopía no es cierta. Sí es verdad que durante los meses de gestación el ojo experimenta alteraciones transitorias que desaparecen después del periodo de lactancia. Ésta es la principal razón por la que no es el mejor momento para graduarse la vista u operarse de los ojos.
Según los expertos, si el número de dioptrías crece de forma significativa en esta etapa no es por estar esperando un bebé, sino por la edad de las mujeres que, en algunos casos, aún no tienen la graduación completamente estabilizada. La miopía es el defecto refractivo más frecuente en el mundo. De hecho, comienza a hablarse de ella como la pandemia del siglo XXI, tal y como mencionamos en el post sobre la miopía y la generación Z. Pero los factores que la causan son una suma de razones genéticas y ambientales que no tienen vinculación alguna con el hecho de estar embarazada.
Además de esta afirmación, otro de los falsos mitos muy extendidos sobre embarazo y miopía es que el esfuerzo del parto puede provocar un desprendimiento de retina, especialmente en mujeres miopes. Los últimos estudios evidencian que tampoco existe ningún tipo de relación si se trata de una miopía leve.
Embarazo y miopía: ¿Cómo cambian tus ojos durante el embarazo?
Las alteraciones hormonales que se producen durante los meses de gestación, el aumento del volumen sanguíneo o de la retención de líquidos, entre otros, pueden causar cambios en la visión de una mujer embarazada. Normalmente, suelen ser temporales y se resuelven después del parto o al finalizar la lactancia materna. Estos cambios pueden clasificarse en tres categorías:
Cambios Fisiológicos
- Cambios en la Presión Intraocular: durante el segundo trimestre puede darse una disminución de la presión intraocular en ojos sanos. En mujeres con hipertensión ocular esta disminución puede ser mayor. Por lo general, estos cambios se solucionan meses después del parto.
- En la Córnea: la retención de líquidos afecta a la córnea, provocando una disminución en la sensibilidad y un aumento en el espesor y curvatura corneales. Suelen darse en la recta final del embarazo y provocan alteraciones temporales en la refracción. Por esta razón, está contraindicado someterse a cirugía o realizar cualquier corrección visual. Además, también se produce una alteración en ciertas células lagrimales que puede inducir el síndrome del ojo seco y provocar intolerancia a las lentes de contacto durante varias semanas después de dar a luz.
- Cambios en los Anexos Oculares: los anexos del ojo pueden verse afectados por el cloasma, un aumento de la pigmentación provocado por las hormonas y que afecta a las zonas situadas alrededor del ojo. Se conoce como la máscara del embarazo.
Enfermedades Oculares Relacionadas con el Embarazo
- Preeclampsia: sensibilidad a la luz, visión borrosa, visión de puntos centelleantes… Se presenta en mujeres embarazadas con hipertensión arterial y proteína en la orina a partir de la semana 20 de gestación.
- Corionetinopatía Serosa: es la percepción de una mancha central o de líneas torcidas al leer.
- Trastornos Vasculares Oclusivos: las obstrucciones de venas y arterias en la retina impiden el flujo de sangre por dichos vasos, provocando pérdida de visión, que se recupera después del parto.
Enfermedades Preexistentes
- Miopía: a partir de las 6 dioptrías comienza a hablarse de miopía magna, un tipo de miopía que puede llegar a provocar ceguera irreversible o desprendimiento de retina. Por eso, después del parto es importante revisarse la vista para comprobar que no se ha producido un aumento de dioptrías.
- Reniopatía Diabética: es un daño que se produce en los vasos sanguíneos del ojo provocado por la diabetes gestacional.
Soy miope y estoy embarazada ¿qué debo hacer?
La mayoría de las gestantes que padecen miopía sólo sufren ligeras molestias o alteraciones reversibles durante el embarazo. Sin embargo, en el caso de miopías muy acentuadas (por encima de las seis dioptrías), existe un mayor riesgo, sobre todo, en el momento del parto. Por esta razón es aconsejable:
- Someterse a un examen de exploración del fondo del ojo. Es una prueba sencilla y no invasiva que consiste en dilatar las pupilas con unas gotas para buscar posibles cambios vasculares y de presión que permitan comprobar si existe alguna lesión o desgarro. Si la retina se encuentra en buen estado, no hay ningún problema para un parto vaginal. Si no fuera así, habría que o bien sellar el desgarro con láser antes del parto o bien programar una cesárea para evitar un desprendimiento o hemorragia ocular.
- Intenta dormir y descansar lo suficiente, es importante que los ojos también se tomen un respiro.
- Utiliza gafas de sol adecuadas.
- Evita realizar actividades con iluminación reducida. Aprovecha las horas de luz natural porque tus ojos lo agradecerán.
- Pon atención en la conducción, especialmente, la nocturna.
Tal y como hemos comentado, la relación entre embarazo y miopía se traduce en alteraciones de la visión que suelen ser temporales. Sin embargo, sí es importante que, ante cualquier síntoma ocular, una mujer embarazada revise su vista con un especialista después de dar a luz para comprobar que no se ha producido ningún cambio significativo en su visión. En este sentido, es fundamental la cooperación entre obstetras, ginecólogos y oftalmólogos con el objetivo de prevenir enfermedades más graves y tener en cuenta que ni la cirugía refractiva ni la corrección de la graduación deben realizarse durante el embarazo o durante el primer año después del parto.