Más allá de los métodos de corrección visual tradicionales, existen otras alternativas que pueden ayudar a corregir los problemas de visión de un paciente. Hablamos de la terapia visual, pero, ¿sabes de qué se trata? ¿Cuándo está indicada o para qué sirve?
¿Quién necesita hacer terapia visual?
Esta alternativa a los métodos tradicionales tiene un amplio campo de uso. Desde niños con trastorno del aprendizaje, a pacientes con disfunciones acomodativas, personas ambliopes, e incluso también ha sido empleada como rehabilitación de disfunciones cognitivas después de un trauma craneal. Existen síntomas oculares que no se solucionan solo con una corrección óptica, sino que necesitan además terapia visual para conseguir mejorar la calidad de vida.
¿Qué es la terapia visual?
También conocido como entrenamiento visual, es un programa personalizado de ejercicios visuales que un optometrista realiza a un paciente que no dispone de una buena salud visual. Las personas que realizan terapia visual más que una patología refractiva, tienen dificultades para procesar toda la información que reciben a través de los ojos, debido, especialmente, a un problema de movilidad ocular.
Para una correcta motilidad los ojos deben moverse hacia todas las direcciones de manera suave, sin que ello implique ningún tipo de incomodidad y con precisión. Cuando esto es posible, podemos decir que los seis músculos que posee cada ojo (recto externo o lateral, recto inferior, recto superior, recto interno, oblicuo superior y oblicuo inferior) funcionan bien.
En caso contrario, la falta de control en los movimientos de los ojos puede ocasionar los siguientes problemas:
- Dificultad para leer, saltándose líneas o perdiendo el lugar exacto cuando se está leyendo.
- Confundir letras o palabras.
- Mover los labios mientras se está leyendo.
- Mover la cabeza de derecha a izquierda al leer.
- Mala comprensión lectora.
Además, la terapia visual también está indicada para mejorar los problemas de enfoque y la coordinación de los ejes visuales. Por ejemplo, los optometristas del centro especializado en contactología avanzada, Avanlens, la recomiendan en caso de:
- Ambliopía u ojo vago.
- Problemas binoculares, disfunciones en las que los dos ojos no se coordinan de manera conjunta para trabajar correctamente.
- Poca memoria visual.
- Dificultad para identificar figuras de fondo.
- Problemas acomodativos.
Con la terapia visual, el paciente puede potenciar sus habilidades e integrarlas con los demás sentidos para crear nuevas conexiones neurológicas que le permitan disfrutar de una mejor calidad visual.
¿Cómo puede ayudarte a mejorar tu salud visual?
Según la Asociación de Optometristas, los problemas funcionales en la vista suelen aparecer durante la infancia, pero, en ocasiones, los síntomas no se manifiestan hasta la etapa adulta. Por esta razón, la terapia visual puede aplicarse a cualquier edad. De hecho, es una técnica que cada vez se utiliza más debido, por ejemplo, a la exigencia visual que requiere el uso de ordenadores, también se aplica para mejorar la capacidad de coordinación en personas que practican alguna actividad deportiva, o en el caso de investigadores y trabajadores del sector científico quienes pueden detectar problemas de fusión de imágenes al manipular instrumentos binoculares como lupas o microscopios.
Antes de que el optometrista diseñe la terapia visual adecuada a cada persona y personalice los ejercicios que deberá llevar a cabo, realiza una exploración para poder evaluar de forma global la visión del paciente. En esta evaluación se realizan dos pruebas: un examen optométrico y un examen de rendimiento perceptual. En el primero se analizan diversas habilidades visuales como, por ejemplo, la agudeza visual; mientras que el segundo aporta información sobre cómo interpreta el cerebro del paciente la información que recibe a través de los ojos.
Una vez determinado el entrenamiento que cada persona va a realizar, las sesiones consisten en ejercicios de aproximadamente 45 minutos, dirigidos por un optometrista comportamental, una o dos veces por semana, acompañados de 15 minutos de ejercicios al día que el paciente deberá realizar desde su casa los días que no acuda a la consulta para automatizar los cambios. El optometrista lleva a cabo un seguimiento semanal para controlar o incrementar el nivel según sea necesario.
La terapia visual en niños
En el caso de los niños, este método de optometría comportamental está indicado a partir de los 5 o 6 años cuando un menor ya es capaz de entender las indicaciones de un terapeuta. Tal y como podemos extraer del artículo Vision therapy: what is it and when should it be indicated “la optometría comportamental estudia el sistema visual partiendo de que la visión es una función en la interrelación entre la persona y el medio ambiente. Vela por el rendimiento del sistema visual; tiene en cuenta lo importante de un buen nivel de funcionamiento a distancia corta para evitar el estrés del punto cercano y tiene muy presente la influencia del estrés en el rendimiento del individuo”.
Cuando se trata de patologías visuales infantiles, el caso más común de terapia visual se da en niños con trastornos del aprendizaje. En ellos, este método tiene un papel muy significativo en la mejora de los parámetros de la visión binocular1. Por último, en lo referente a la duración de un programa de terapia visual, varía en función de los objetivos que se quieran conseguir y de la patología. Los expertos en salud visual recomiendan una duración mínima de tres meses. En cualquier caso, para saber cuántas sesiones serán necesarias en cada caso, lo mejor es que acudas a tu optometrista de confianza para que te ayude a determinar cuál es la mejor terapia visual para ti o tus hijos.
- Rizwana J, Shah P, Kumar K, Ramanujan L. Efficacy of vision therapy in children with learning disability and associated binocular vision anomalies. J Optom. 2018;11:40-8 .